jueves, 23 de marzo de 2017

La Tristeza


La Tristeza
Lina Toro

La tristeza es una de las emociones más básicas del ser humano, es esa sensación que nos embarga por distintos motivos, que nos apaga y nos obliga a mirar hacia nuestra propia introspección en busca de razones y explicaciones.

Suele decirse que son precisamente las tormentas las que hacen crecer las raíces de los árboles, de ahí que a menudo se justifique esos instantes de tristeza como el verdadero artesano del conocimiento, ahí donde aprendemos de nosotros mismos y de donde salimos fortalecidos tras haber superado un proceso del cual, hemos obtenido conocimiento para seguir adelante, para endurecer un poco más esa coraza que ofrece la vida y donde hemos de saber protegernos para responder.

La tristeza puede sobrevenir tras haber sufrido alguna pérdida personal (amor, trabajo, estatus, sueños…) en cuyo caso puede que forme parte de una de las fases del duelo por las que las personas atravesamos en estos casos.

Quizás la tristeza esté provocada por la caída de un ideal, que manteníamos,  sobre otra persona, o incluso sobre nosotros mismos.

La tristeza, en ocasiones, cursa con sentimientos de soledad, otras veces, tras una decepción, la tristeza nos transporta a un lugar de nuestro pasado donde las cosas iban mejor y se transforma en nostalgia.

Uno de los recursos más eficaces de los que dispone nuestro organismo para aliviar la tristeza es el llanto. Otro es la ira. La tristeza disimula con frecuencia una gran indignación y un gran enfado. A muchas personas que les cuesta la emoción del enfado se van con frecuencia a la tristeza, y cuando se permiten enfadarse la tristeza se va transformando.

Hay personas que sienten la tristeza como una parte de su identidad personal, como en el caso de aquellos que se criaron con un adulto que solía vivir en espíritu de tristeza. Son tristezas lejanas, familiares, que nos hacen sufrir porque no las entendemos, como cuando por protección se nos ocultaron los hechos que las desencadenaron. En estos casos la tristeza es parte de un legado en el que fuimos inscritos por identificación.

La tristeza es una emoción normal y, como tal, forma parte de la vida. Es la respuesta natural a situaciones  en las que experimentamos alguna forma de pérdida. Suele manifestarse con falta de motivación, desgana, llanto, reducción de la actividad, sensación de pesadez o falta de energía y pensamiento centrado en lo negativo.

La experiencia concreta de tristeza puede variar de persona en persona, y de situación en situación.

Cuando la tristeza impide a la persona llevar adelante su vida y genera un malestar muy intenso, “consideramos que se puede estar franqueando el límite de la tristeza patológica, la depresión”.

Pero no siempre es así, muchos eventos de la vida, como el fallecimiento de alguien cercano, perder el trabajo, o una ruptura sentimental, pueden producir una tristeza intensa sin que esto sea necesariamente anormal.

Para afrontar la tristeza normal que puede surgir en el día a día, es recomendable seguir estos consejos:

1) Centrarse en la causa de la tristeza, no en la tristeza
 
La tristeza normal es la señal de que algo no va bien en nuestro día a día. “Lo mejor es, siempre que sea posible, centrarnos en la causa de la señal, no en la señal en sí. Por ejemplo, si me siento triste por haber discutido con una persona, la mejor forma de atajar la tristeza es solucionar el problema”.

2) Buscar el apoyo de los demás
 
Pero, en ocasiones – por ejemplo un fallecimiento – puede que no haya una solución posible. En esos casos, por ejemplo, “buscar el apoyo de los demás”.

Hablar del problema puede ayudar a veces.
 
Se ha de hablar cuando uno siente que lo necesita. Esto da una perspectiva externa de nuestros problemas y nos permite obtener apoyo y desahogo.

Sin embargo, forzarse a hablar puede no ser tan positivo. El interlocutor es muy importante y alguien con buenas intenciones, pero que esté más interesado en arreglarnos la vida que en escucharnos, puede producir poco confort.

3) Tratar de normalizar la situación
 
Otro método frente a la tristeza es tratar de normalizar el ritmo de vida. Mantener las labores, el ocio y la rutina que se hacen en el día a día. Eso sí, sin forzarse.

4) Buscar emociones positivas
 
Experimentar emociones positivas. Cada uno encontrará estas emociones en actividades diferentes. Algunos, por ejemplo, podrán hacerlo en la música o el cine.

En general, la actividad positiva, agradable y reforzante es la mejor respuesta para la tristeza. Pero, hay que tener cuidado para evitar que se convierta en una forma de escape de los problemas de la realidad.

5) Hacer deporte
 
El deporte es una actividad muy positiva para el estado de ánimo y tiene cierta cualidad euforizante por sí misma. Esto se debe a los cambios en el organismo, la secreción de endorfinas, y la sensación de reto y superación que habitualmente conlleva. Además, facilita el sueño y la alimentación, dos procesos que también se pueden ver afectados por la tristeza.

6) Evitar la apatía
 
Es habitual que la tristeza lleve a la apatía o la desgana, llevando a abandonar la actividad social, de ocio, laboral, etc. Esto puede hacer que nos sumamos todavía más en la tristeza y que perdamos cosas positivas que servían de combustible. Es muy importante que la tristeza no nos detenga completamente.

La tristeza es algo normal; sin embargo, puede convertirse en un problema si dura mucho tiempo y se vuelve más fuerte, ya que puede derivar en depresión.

La depresión es una enfermedad que afecta seriamente la vida diaria, el trabajo, las relaciones con los demás e incluso la salud física. Por ello, muchos caen en adicciones o en el suicidio.

Es por esto que ante los primeros síntomas, se debe acudir con un especialista para recibir el tratamiento adecuado, pero ¿cómo reconocer las señales?

Síntomas emocionales:

  • Constante tristeza y sensación de vacío
  •  Ansiedad
  • Inseguridad extrema y dificultad para tomar decisiones
  • Cambios de humor repentinos, como pasar de la euforia al llanto sin razón
  • Sentimientos de culpa
  •  Enojo, frustración e irritabilidad
  •  Baja autoestima y pesimismo
  •  Pérdida de interés por las cosas que más te gustan
  •  Mala memoria a corto plazo y problemas de concentración
  •  Pensamientos autodestructivos y suicidas
Síntomas físicos
 
  • Insomnio o dormir en exceso
  • Fatiga, falta de energía y debilidad
  • Comer en exceso o en poca cantidad
  • Disminución del deseo sexual
  •  Dolores frecuentes como de cabeza, espalda o estómago que no se quitan
  •  Problemas digestivos
En caso de que tengamos cinco o más síntomas por más de dos semanas, debemos acudir con un especialista de salud mental, ya que podríamos padecer depresión.

Recordemos que entre más temprana sea la atención, mayor efectividad tendremos en el tratamiento.

“Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar.”

Federico García Lorca.

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