La autoestima pilar
fundamental de la felicidad
Lina Toro
La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos,
evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia
nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los
rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción
evaluativa de nosotros mismos.
La importancia de la autoestima consiste en que concierne a nuestro ser,
a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto,
puede afectar a nuestra manera de estar, de actuar en el mundo y de
relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de
decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.
Tipos de autoestima y cómo mejorarla
Autoestima alta: También llamada
autoestima positiva, es el nivel deseable para que una persona logre sentirse
satisfecha en la vida, sea consciente de su valía y de sus capacidades y pueda
enfrentarse a los inconvenientes de forma resolutiva.
Autoestima media: Esta autoestima media o
relativa supone cierta inestabilidad en la percepción de una misma. Si bien en
algunos momentos la persona con autoestima media se siente capaz y valiosa, esa
percepción puede cambiar al lado opuesto, a sentirse totalmente inútil debido a
factores variados, pero especialmente a la opinión de los demás.
Autoestima baja: Ineptitud, incapacidad,
inseguridad y fracaso son los términos que acompañan a una persona con
autoestima baja. Se trata de un estado de autoestima que debemos evitar en nuestro
camino hacia la felicidad.
¿CÓMO SE FORMA LA
AUTOESTIMA?
El concepto de uno mismo va
desarrollándose poco a poco a lo largo de la vida, cada etapa aporta en mayor o
menor grado, experiencias y sentimientos, que darán como resultado una
sensación general de valía o de incapacidad. En la infancia descubrimos que
somos niños o niñas, que tenemos manos, piernas, cabeza y otras partes de
nuestro cuerpo. También descubrimos que somos seres distintos de los demás y
que hay personas que nos aceptan y personas que nos rechazan. A partir de esas
experiencias tempranas de aceptación y rechazo de los demás es cuando comenzamos
a generar una idea sobre lo que valemos y por lo que valemos o dejamos de
valer. El niño gordito desde pequeño puede ser de mayor un adulto feliz o un
adulto infeliz, la dicha final tiene mucho que ver con la actitud que
demostraron los demás hacia su exceso de peso desde la infancia.
Durante la adolescencia, una de las fases más críticas en el desarrollo
de la autoestima, el joven necesita forjarse una identidad firme y conocer a
fondo sus posibilidades como individuo; también precisa apoyo social por parte
de otros cuyos valores coincidan con los propios, así como hacerse valioso para
avanzar con confianza hacia el futuro. Es la época en la que el muchacho pasa
de la dependencia de las personas a las que ama (la familia) a la
independencia, a confiar en sus propios recursos. Si durante la infancia ha
desarrollado una fuerte autoestima, le será relativamente fácil superar la
crisis y alcanzar la madurez. Si se siente poco valioso corre el peligro de
buscar la seguridad que le falta por caminos aparentemente fáciles y
gratificantes, pero a la larga destructivos como la drogadicción.
La baja autoestima está
relacionada con una distorsión del pensamiento (forma inadecuada de pensar).
Las personas con baja autoestima tienen una visión muy distorsionada de lo que son
realmente; al mismo tiempo, estas personas mantienen unas exigencias
extraordinariamente perfeccionistas sobre lo que deberían ser o lograr. La
persona con baja autoestima mantiene un diálogo consigo misma que incluye
pensamientos como:
Sobre generalización: A partir de un hecho aislado se crea una regla
universal, general, para cualquier situación y momento: He fracasado una vez
(en algo concreto). Siempre fracasaré! (se interioriza como que fracasaré en
todo).
Designación global: Se utilizan términos peyorativos para describirse a
uno mismo, en vez de describir el error concretando el momento temporal en que sucedió.
Que torpe (soy).
Pensamiento polarizado: Pensamiento de todo o nada. Se llevan las cosas
a sus extremos. Se tienen categorías absolutas. Es blanco o negro. Están
conmigo o contra mí. Lo hago bien o mal. No se aceptan ni se saben dar
valoraciones relativas. O es perfecto o no vale.
Autoacusación: Uno se encuentra culpable de todo. Tengo yo la culpa
!Tendría que haberme dado cuenta!.
Personalización: Suponemos que todo tiene que ver con nosotros y nos
comparamos negativamente con todos los demás. !Tiene mala cara, qué le habré
hecho!.
Lectura del pensamiento: supone que no le interesa a los demás, cree que
piensan mal de él, sin evidencia real de ello. Son suposiciones que se
fundamentan en cosas vagas y no comprobables.
Razonamiento emocional: Si lo siento así es verdad. Nos sentimos solos ,
sin amigos y creemos que este sentimiento refleja la realidad sin parar a
contrastarlo con otros momentos y experiencias. "Si es que soy un inútil
de verdad"; porque "siente" que es así realmente.
Falacias de control: Siente
que tiene una responsabilidad total con todo y con todos, o bien siente que no
tiene control sobre nada, que se es una víctima desamparada.
¿Por qué es tan importante tener una buena autoestima?
Tendremos más estabilidad emocional:
Cuando tenemos una buena opinión de nosotros mismo no necesitamos la
aprobación de los demás y no pensaremos constantemente en qué piensan la gente
de nosotros. En general, no nos afectara tanto los acontecimientos externos.
Obtendremos mayores logros:
Al levantar nuestra autoestima es
más probable ir tras objetivos difíciles de alcanzar porque creeremos que tenemos la capacidad de conseguirlos y
por tanto actuaremos con más motivación.
Seremos más atractivos:
Las personas con una alta autoestima se sienten poco necesitadas y eso
es atractivo. Las personas que se relacionen con nosotros sentirán una
experiencia agradable y además les podremos aportar más.
Seremos más felices:
Una de las bases de la felicidad es tener una buena autoestima. Podemos cumplir
todas las condiciones que buscamos pero si no nos sentimos bien con nosotros mismos
no seremos felices.
Tendremos mejores relaciones personales:
Cuando nos sentimos bien con
nosotros mismos, aportaremos más valor a
los demás, seremos más agradables y les contagiaremos nuestro bienestar.
Esas son algunas de las ventajas de tener una autoestima positiva. ¿Y
cómo la podemos elevar y reforzar? Aquí les dejo algunos de los hábitos en los
que tendremos que trabajar para comenzar a construir el aprecio y valoración
por nosotros mismos.
Hábitos para tener una autoestima sana
1-Destruyamos a nuestra voz crítica
Para tener autoconfianza, es importante no aceptar esos pensamientos y reemplazarlos por otros más positivos y que nos ayuden a sentirnos mejor.
Hábitos para tener una autoestima sana
1-Destruyamos a nuestra voz crítica
La principal responsable de
una autoestima baja es la voz interior con la que nos decimos a nosotros mismos
cosas negativas.
Sí, todo el mundo tiene una
voz crítica negativa, aunque unas personas son más conscientes que otras. Se
trata de la voz con la que nos decimos pensamientos destructivos a nosotros mismos, como:
-Nunca lo haremos bien.
-Somos peor que él/ella.
-No le gusto a esa persona.
Para tener autoconfianza, es importante no aceptar esos pensamientos y reemplazarlos por otros más positivos y que nos ayuden a sentirnos mejor.
Podemos crear una palabra
con la que paremos el pensamiento destructivo cuando los detectemos: ¡PARA!
En resumen, se trata de ser
consciente de nuestra voz crítica y no dejarse influenciar por ella, reemplazando
esos pensamientos por otros más constructivos.
2-No busquemos aprobación de
los demás
Buscar la aprobación de los
demás es algo que, si no somos conscientes, hacemos constantemente. Ejemplos:
-Ponernos ropa pensando en si
les gustará a los demás.
-Tomar decisiones importantes
basadas en opiniones de los demás.
-No expresar nuestras
opiniones porque pensamos que no les agradaran a los demás.
Entonces, cuando vayamos a
hacer cualquier cosa o tomar una decisión, preguntémonos si estamos pensando en qué pensarán los
demás, si estamos actuando para que ellos se sientan satisfechos con nuestro
comportamiento.
3-Autoafirmaciones
Las afirmaciones ayudarán a
desarrollar nuestra autoestima y simplemente tendremos que repetirlas unas
veces durante el día. ¿Ejemplo de autoafirmaciones?
-Me gusto a mí mismo y me
acepto totalmente.
-No busco la aprobación de
los demás.
-Soy una persona de valor y
tengo derecho a ser feliz.
-Experimento sentimientos
positivos constantemente.
Para que no se nos olvide
este hábito, podemos apuntar las frases que más nos sirven en una tarjeta y
leerlas por la mañana y al acostarnos.
4-Hacer deporte y cuidarnos físicamente
Sí, es un hecho que nuestra
apariencia física influye en nuestra autoestima. Con una buena forma, nos
veremos mejor y subirá nuestra
autoestima.
Si no estamos acostumbrados
a hacer ejercicio o ir al gimnasio, comencemos poco a poco con 10-15 minutos diarios y vamos
aumentando el tiempo poco a poco. Veremos que se convertirá en un hábito
positivo con el que disfrutaremos; con el deporte liberamos endorfinas
(hormonas del bienestar).
5-Socializar
El apoyo social es uno de
los amortiguadores más importantes del estrés. Las personas que nos rodean
sirven como apoyo emocional, para darnos ayuda, para divertirnos y de las que
aprender. Eso sí son gente positiva. La gente negativa, probablemente
disminuirá nuestra autoestima.
6-Hagamos una lista de nuestros logros
Esta acción es una de las
que mejor funciona. A veces pensamos que no podemos lograr algo o que no
tenemos la capacidad para ello. Por ejemplo:
-No podemos aprobar un
examen.
-No podemos adelgazar.
Con una lista que hagamos recordaremos nuestros logros anteriores,
recordaremos que tenemos la capacidad para lograr lo que nos propongamos. No tienen porqué ser grandes
logros como ganar un campeonato. Un ejemplo sería:
-He aprobado la
carrera/formación profesional/preparatoria.
-He aprendido a jugar al
tenis.
-He aprendido a leer inglés.
-Fui seleccionado para
trabajar en mi actual puesto.
Pongamos nuestra lista en un lugar visible y leámosla a menudo. Eso hará que nos hagamos representaciones
positivas y entremos en un estado que aumente nuestra autoestima.
7-Hagamos una lista de cualidades
positivas
Seamos generosos y sinceros con
nosotros mismos haciendo una lista de nuestras cualidades positivas más
destacables. Si no sabemos por dónde empezar, preguntemos a un amigo de confianza.
Tienen que ser al menos 10 cualidades. Es normal si sentimos que nos cuesta
hacer la lista porque la mayoría de las personas se enfoca en sus rasgos
negativos y olvidan los positivos. Ejemplo:
-Soy trabajador.
-Se escuchar.
-Soy educado.
-Tengo una buena relación
con mi familia.
-Estoy en forma.
-Soy empático.
-Soy amable.
-Soy abierto de mente.
-Soy responsable.
-Soy activo.
8-Paremos de ser
perfeccionistas
El perfeccionismo es uno de
los rasgos más destructivos porque con el queremos ser algo inalcanzable y
aunque mejoramos constantemente, nunca estamos contentos.
Además, al querer hacer todo
perfecto nos paralizaremos al ver errores, lo dejaremos todo para más tarde y
no obtendremos ninguna clase de
resultados. Todo ello conllevará a un descenso de nuestra autoestima.
9-Cuidemos el lenguaje no
verbal
Expresiones faciales como
nuestra postura corporal. Sonreír y reír hará que nos sintamos más felices.
10-Acéptemonos
Aceptarnos tal y como somos es
necesario para tener una autoestima sana y ser felices.
Esto no quiere decir que no
podamos cambiar, ser ambiciosos y mejorar nuestra vida.
Pongamos en práctica estos
pocos consejos y seguramente mejorara nuestra autoestima.
“Desear
ser otra persona es malgastar la persona que eres.”
Anónimo.
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