En la vida laboral se convive
con diversos perfiles profesionales, que definen a cada colaborador; el que
escucha, el que no sabe escuchar, el perfeccionista, el estresante, por
ejemplo, influye en la percepción que se logra de un compañero de trabajo y que
interviene en la armonía y goce laboral.
Formar un equipo de trabajo
que sea exitoso no es una tarea fácil, porque podemos contar con elementos que
tengan mucha capacidad y talento, pero, si ese talento no es bien aprovechado,
no existe conjunción, no hay armonía, el ambiente de trabajo no es el adecuado
y no estamos llegando a los objetivos, no servirá de mucho, será talento
desperdiciado sin un rumbo definido.
1.
Manipulador. Es el
profesional que cree que todo gira alrededor de él o ella, pero escasea de un
buen nivel de proactividad y se le dificulta desarrollar relaciones de
confianza con sus compañeros e, incluso, jefes. Suelen ser agradables, aunque
siempre quieren sacar provecho a su favor de las situaciones.
2.
Perfeccionista. Vive
con reloj en mano, le interesa que todo funcione a su ritmo y está atento hasta
del último detalle en cada cosa, porque teme perder el control y el poder. Esa
falta de capacidad para delegar y el intento por tratar de estar en todo, los
hace solitario y es un mal lider de equipo.
3.
Desafiante. A
este empleado lo caracteriza su potencial, no tiene problemas en asumir nuevos
retos, aunque quizá funcione mejor para proyectos que requieren independencia y
menos trabajo en equipo. Para este tipo de profesional, las tareas se
convierten en "desafíos" que quieren cumplir sea cual sea el precio.
Funciona como líder, aunque debe recibir asesoría para que se le facilite la
interacción con quienes lo rodean.
4.
Irresponsable. Se
comporta como un niño. La clave para lograr que dé los resultados esperados, es
descubrir qué lo motiva. Una vez que haya encontrado el incentivo, necesita
supervisión continua para que cumpla con los compromisos en la forma y el
tiempo acordado.
5.
El Psicoanalista. Se
distingue por estresarse ante cualquier problema. Son personas que ante un
cambio en su modelo de trabajo tardan más en entregar sus resultados y se desarrollan
conflictos. No se desenvuelve bien en los ambientes bajo presión, posiblemente no
sirven para ser jefes, o hay que hacer coach con ellos para que pierdan sus
temores"
6.
Se
hace notar: son los profesionales que se caracterizan por
querer llamar la atención, pero no por su labor, sino por cómo visten, hablan y
socializan con los compañeros del equipo. El papel de Talento Humano es hacerle
ver que, si bien no es cuestión de lucir bien o mal, la empresa tiene un código
que debe cumplirse. Y hay que hacerlo, o el ambiente se presta a que los
compañeros comiencen con rumores", añade la psicóloga laboral.
7.
Pragmático. Es
persona con mucha iniciativa, pero no se percata que algunas de sus acciones
son dolorosas para el resto de sus compañeros, sea por la manera de comunicarse
o por actividades que pueden molestar a los demás. Su lenguaje no verbal no
permite identificar nada en él, es una persona fría, no manifiesta emociones.
8.
Impuntual. Este
profesional, lejos de percatarse que la puntualidad es básica, cada vez llega
más tarde a la oficina inventa excusas, y una cada vez son más irreales que la
anterior. Hay que advertirle sobre la importancia de la puntualidad, aunque
como jefe también tiene que asumir que si un empleado cumple su horario y da
buenos resultados, hay que respetar su tiempo de salida.
9.
Obsesivolaboral: es el que "trabaja y trabaja, sin importar lo que
sucede a su alrededor. Llega al grado de olvidarse o no saber el nombre de
otros compañeros de oficina. Son muy entregados, aunque la falta de
sociabilidad puede resultarles contraproducente".
10. Quejumbron se
dedican a destruir la reputación de la gente de oficina o acaban con la
proactividad de los demás, de tanto quejarse.
11. No se siente,
aquellos que no quieren darse a notar, terminan sus laborales y se retiran, es
claro que en esos casos no se les puede colocar en puestos que requieran
liderazgo, puntualiza la especialista.
12. Sabelotodo Cree
que es la persona a la que hay acudir, la que tiene los contactos y la
autoridad. Actúa como si hubiera estado en todas partes y lo hubiera
experimentado todo. Si hay un problema, él tiene la solución, y si hay una
pregunta, él tiene la respuesta. No está abierto a nuevas ideas o a colaborar y
tiene opiniones fuertes, que promueve de manera desagradable. Lo más probable
es que nunca lo hayas escuchado pronunciar las palabras “no sé”.
Tienden
a monopolizar las conversaciones, desestimar los comentarios de los demás y
tomar decisiones sin primero considerar todos los hechos”, dice. “Esa
imposición de modos a menudo produce descontento entre los compañeros de
trabajo y clientes, generando un ambiente de trabajo infeliz.”
13. Eficientin Es un
ser absolutamente adorable, trasmite la sensación de ser inofensivo. Es una
persona que termina sus tareas en tiempo record. Vive en pos del culto al
trabajo bien hecho y concluido con puntualidad. Es el compañero que siempre
tiene todos los datos a la mano, tiene la virtud de ser muy hábil investigando
y consolidando información.
14. El embajador Esta
en el top de la sofisticación, el buen gusto y los buenos modales. Vestido con
traje impecable y llevando colores debidamente combinados, el embajador tiende
a ser más audaz y a permitirse elementos de diseño que llamen la atención
porque la razón de ser del magnetismo habita en su persona, no es tanto lo que
sabe, ni de estadísticas, es un estándar. Es un sujeto que conoce mucha gente y
que ejerce influencia en el medio.
15. Zombi corporativo.
Acuden al trabajo todos los días, pero hace tiempo que no aportan nada a la
organización. Carecen de interés y no hacen ruido, por eso tienen el don de la
invisibilidad y son inmunes a los despidos. Puede llevar tantos años trabajando
en la empresa que hacen parte de los activos fijos de la misma. Su estrategia
es la supervivencia. Lo peor es que contamina las personas a su alrededor.
16. Mosquita muerta Tiene
una envidiable capacidad para infiltrarse en las conversaciones ajenas y
entender de qué se trata todo. Crea virus emocionales, creando pánico a su
alrededor, utiliza diminutivos y miradas compasivas. Tiene una apariencia
inofensiva esconde su enorme capacidad destructiva y su predilección por hacer
estragos sobre.
17. El victima A diferencia
del zombi que nada le importa, a la víctima le importa todo. Todo es ultra
impactante, es de extremos, puede estar muy bien o muy mal. De acuerdo a su
versión todos lo atacan.
No
dice directamente lo que desea, sino que se expresa en forma de queja o
sufrimiento, cuando no logra alcanzar su objetivo, se desespera, se lamenta y
se queja de manera excesiva. En vez de luchar por cambiar las cosas, se
regocija y exhibe sus desgracias, describiendo a todas sus desdichas.
Cualquier
hecho negativo que le suceda, lo exagera hasta el punto de que en la mayoría de
las ocasiones deforme la realidad, de forma que sobredimensiona lo negativo y
llega a perder la perspectiva real de las consecuencias de ese hecho negativo.
No
necesariamente una persona se vea marcada por un solo prototipo de persona,
pueden primar dos, me explico puede llegar a ser Un sabelotodo que además puede
llegar a ser eficientin y obtiene un nerd, o un sabelotodo más manipulador
puede llegar a ser una diva
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