Entrenar la capacidad de escucha
La escucha activa es indispensable
en el proceso de comunicación eficaz y se refiere a la habilidad de escuchar no
sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los
sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo.
La escucha activa consiste en una
forma de comunicación que demuestra al que habla que el que le escucha le ha
entendido. Existen varios niveles de escucha que se pueden emplear dependiendo
de que del nivel de entendimiento que se alcanza en cada caso: Parafrasear, es
decir, resumir lo que ha dicho
Entre los elementos que facilitan
la escucha activa encontramos
·
Disposición psicológica. ...
·
Expresar que le escuchas con comunicación verbal
("Ya veo"; "Mmh"; "Claro") y no verbal (contacto
visual, gestos, inclinación del cuerpo).
·
Desarrollar la empatía o capacidad de ponerse en
el lugar de la otra persona.
·
Resumir.
Escuchar empáticamente no
consiste sólo en escuchar y comprender el significado de las palabras
pronunciadas por una persona; supone, además, entrar en su marco de referencia,
“ponerse en su piel”. “Significa entrar en el mundo perceptivo íntimo del otro
y llegar a sentirse profundamente “en casa” dentro de él.
El FBI enseña a sus agentes
especiales algunas técnicas de escucha activa y ellas son:
1. No juzgar: Escuchar sin juzgar
a la otra persona o sacar conclusiones, en el momento en que piensa o actúa
como un juez pierde su utilidad como escuchador.
2. No aconsejar: Cuando usted
habla no lo hace para que le den consejos. Los consejos siempre están basados
en un contexto que no tiene por qué ser el nuestro. Si una persona quiere ser
aconsejado lo dice claramente.
3. No interrumpir: Cuando alguien
interrumpe está mandando los siguientes mensajes:
·
Lo que tengo que decir es más importante que lo suyo.
·
Esto no es una conversación, es una discusión y
quiero ganarle.
·
No me apetece escuchar los detalles de su
opinión.
Evite hacer preguntas o
sugerencias que puedan interrumpir y conducir hacia otros temas.
4. Hacer referencia a los
detalles que recuerde: Si recuerda algún detalle de una conversación anterior mencionarlo
durante la conversación, por pequeño que sea, logrará un efecto muy
interesante. Su interlocutor sentirá que la última vez que hablaron le prestó
atención y que le dio importancia.
5. Redirigir la conversación
cuando sea necesario. Es inevitable que
las conversaciones cambien de rumbo a medida que se avanza en la misma. Sin
querer, se puede pasar de hablar de su experiencia vital a conversar sobre la
vida de un amigo, dejando atrás lo que su interlocutor quería contarle
realmente.
Cuando una pregunta conduzca
hacia una dirección que no tenga que ver con lo que su interlocutor quiere decir,
es responsabilidad suya como oyente activo volver a redirigir la conversación
hacia su origen.
6. Repetir lo que acaba de oír. Una
manera muy sencilla de evidenciar que está escuchando y lograr así que la otra
persona esté más motivada para seguir hablando es repetir de vez en cuando lo
que ha dicho, independientemente de si está de acuerdo o no.
Así demuestra que ha escuchado lo
que le estaba diciendo.
7. Reflejar sus sentimientos para
que se abra emocionalmente. En una conversación se puede compartir información,
datos y opiniones. Pero también puede compartir y reflejar sentimientos. Los
sentimientos son más difíciles de adivinar, pero son muy importantes porque crean
un mayor vínculo con su interlocutor al demostrar empatía e implicación.
No se limite sólo a repetir
literalmente lo que acaba de escuchar: Interpretelo en términos de las
emociones que la otra persona pueda estar sintiendo. La forma de hacerlo es
sencilla. Se trata de añadir una emoción a lo que le acaban de contar.
8. Pedir más información con las
preguntas apropiadas. Hacer preguntas de vez en cuando es otra forma de
demostrar que estás atento y que tiene interés por lo que le están contando.
9. Preguntar por las
consecuencias de lo que le acaba de decir. Ésta es la técnica más poderosa de
todas para lograr que la gente llegue a la solución de sus problemas por sí
misma. Y a la vez la más sencilla.
Consiste en hacer preguntas que,
aunque parezcan redundantes, permitan a usted y a su interlocutor profundizar
en sus sentimientos: tan sólo debes preguntar qué cree él que pasaría si
ocurriera lo que acaba de decir.
10. Ayudar a clarificar sus
pensamientos y sentimientos. Cuando su interlocutor haga una pausa puede
aprovechar para intentar clarificar sus pensamientos con preguntas abiertas
sobre sus emociones en lugar de hacer preguntas cerradas.
Recuerde que el verdadero
significado de las conversaciones personales no está en el texto de lo que se
dice, sino en la emoción. Por lo tanto, la clave es responder a las emociones
de su interlocutor
11. Utilizar refuerzos positivos y
lenguaje corporal abierto. Una forma muy sencilla de demostrar que está
prestando atención es utilizar palabras de refuerzo como claro, ahá, sí,
comprendo.
El lenguaje corporal también es
importante. Demuestre su atención encarando todo su torso hacia tu
interlocutor, mantenga una postura abierta e incluso anímelo a que siga
conversando con gestos de expectación como levantando las cejas.
12. Respetar los silencios. En
varias investigaciones se ha visto que la principal diferencia entre los
mejores negociadores de rehenes con el resto es que los más eficaces escuchan
mucho más de lo que hablan, y además respetan los silencios.
Lógicamente una de las claves de
la escucha activa es escuchar, pero debe también sentirse cómodo con los
silencios. Los silencios dan tiempo a las personas a pensar y encontrar las
palabras más precisas, así que no le niegue ese derecho.
El silencio es especialmente útil
en situaciones tensas porque ayudan a calmar la tensión.
13. Evitar los errores típicos. Minimizar
la trascendencia de lo que le están diciendo con clichés como “No se preocupe
por eso” o “Le da demasiada importancia”. Deje que hable y cuando esté en un
estado menos emocional le podrá argumentar por qué para usted no es tan
importante.
Si su interlocutor se pone muy
emocional, acéptelo sin críticas ni sin decir cosas como “Por favor, no llore”.
Probablemente no quiere que llore por él, sino para no sentirse peor usted mismo.
Deje que exprese sus emociones y limítese a darle cariño para consolarle.
14. Finalmente, resumir las
conclusiones de la conversación
Una buena forma de oficializar
todo lo hablado, relajar la situación y crear un mayor compromiso es resumir la
conversación incluyendo los elementos y emociones que su interlocutor
consideraba más importantes.
La escucha activa intenta ayudar
a la persona escuchada a contactar con sus sentimientos. Se trata de abandonar
la superficie del mensaje para profundizar en las emociones subyacentes.
Cuando escucha activamente su
cometido no es solucionar los problemas de quien le habla o aconsejarle de la
forma más sabia posible. Su misión es lograr que reconozca y entienda sus
sentimientos para que encuentre las soluciones por sí mismo. Sólo así podrá
quedar convencido de que realmente ha encontrado la mejor solución para él.
Una vez hayas superado esta
primera etapa más comprensiva y empática, podrá avanzar a una segunda etapa
donde estará más legitimado para dar su opinión, aconsejar, o persuadir desde su
propio contexto. Cuando entienda lo que la otra persona quiere le resultará
mucho más fácil comunicarse con ella. Si le gusto este blog, por favor suscríbase en la parte superior derecha.
Excelente artículo. fantástico para docentes, líderes sociales, conciliadores y mediadores y aún los gobernantes.
ResponderBorrarMe servirá en mi tarea de docente universitario y conciliador
Muchas gracia
Muchas gracias por su opinión. Feliz labor docente
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