Es necesario identificar qué tipo
de líderes nacen y cuáles se pueden formar; en algunos casos hay líderes innatos,
excepcionales que transforman, personas que desarrollaron habilidades de forma
natural, que logran dirigir por caminos de seguridad forjados con disciplina y
objetivos claros, pero, no son casos frecuentes.
Pero, en la mayor parte de las
ocasiones, hay que formar para ser líderes y ese es el reto, desarrollar
capacidades en las nuevas generaciones para trabajar en equipo y entender
diversidad con sentido humano y valores. El éxito de los líderes no radica
únicamente en sus capacidades para tomar decisiones acertadas o para delegar;
es importante que los líderes desarrollen habilidades basadas en principios, a
fin de prepararse para competir sin perder su humanidad y la sensibilidad, para
dirigir y liderar equipos sin perder el contacto con los valores como la
integridad, el respeto, la honestidad y la lealtad.
El liderazgo nace dentro de uno y
se irradia hacia los demás, es una transformación interna que nos lleva a
lograr influencia y lealtad profunda en el largo plazo. El liderazgo centrado
en valores, puede impactar positivamente la vida de los colaboradores
motivándolos a pasar al siguiente nivel.
Por ello las empresas están
utilizando la filosofía Samurái del camino del guerrero para fortalecer a sus
ejecutivos en temas como liderazgo, efectividad, compromiso, toma de decisiones
y responsabilidad. Una filosofía para desarrollar un guerrero-honorable.
El liderazgo basado en valores va
más allá de la maximización de ganancias. El fortalecimiento profesional de las
habilidades y vocaciones personales puede aportar empresarios, dirigentes o
personalidades que propongan, que innoven, que compartan conocimiento, que
dirijan proyectos.
¿Pero cuando se está listo para
ser líder? Se está listo cuando
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